
Dolencia, vejez y muerte, tres puntos que nos hacen humanos. Nueva Venecia cuenta con sus propios abuelos, ellos, los que sondean y navegan en los complejos caminos de la vida, esos mismos los que tienen gloria, sus canas son coronas hermosas de experiencia, así, sus delicadas y, a la vez, firmes hileras en la piel, testifican un repaso del ayer para los que yacen en medio del agua del Magdalena. Los que están en etapa dorada de reposo, cosechando la siembra de la juventud, ante la blancura de sus cabellos nos pondremos de pie, para honrar la voz, la edad, el vigor y largura de días de entendimiento, porque ciertamente hay un fin en la expedición de este viaje, pero que por siempre quedará en la memoria en los recuerdos del pasado.
FotosYuly Álvarez y Norman Estupiñan