
Las sombras del pasado jamás se van y el presente siempre pide algo más para el futuro. Las acciones cotidianas dentro del núcleo familiar absorben el tiempo, plantándose en las necesidades del presente y dejando un vacío para pensar en el futuro. Las heridas y las sombras de un pasado doloroso a veces surgen desde lo profundo de la memoria, haciendo erupción mientras siguen haciendo sus roles cotidianos para vivir dentro del presente. El agua hace que las nuevas generaciones estén alegres dentro de Nueva Venecia, paseando por sus calles impresas de colores, fabricando sueños sencillos, mientras que los roles dentro del hogar esperan amenazantes a absorberlos inevitablemente a colaborar dentro del fogaje intenso de la casa, y cuando las pausas se asoman, a veces la nostalgia los abarca y algunas sensaciones de una honda herida se asoman sin quererlo.
FotosCarlos Duran